SOPAS DE TOMATE

TRADICIÓN


        Las sopas de tomate eran una comida propia del verano, porque era cuando se producía esta hortaliza tan de Villanueva y de las vegas del Guadiana, y de cualquier huerta de nuestras latitudes geográficas. Ahora, con la economía global y el avance de la agricultura intensiva, hay tomates en cualquier época del año, y, teniendo en cuenta esto, quizás apetecerían más como alimento caliente y confortable para los días fríos de invierno, pero la tradición es así y así ha de perdurar su memoria al menos. 

INGREDIENTES (para 4 personas)

-      2 o 3 tomates grandes y maduros
-      Media cebolla
-      1 diente de ajo
-      Media pastilla de concentrado de ave
-      Sal al gusto
-      Una cucharada sopera de azúcar
-      1 litro de agua
-      Medio pimiento
-      Medio vaso de Aceite de oliva
-      Medio pan del día anterior


MODO DE ELABORACIÓN

        En una cazuela grande se pone el aceite de oliva y en ella se sofríe la cebolla picada y el pimiento hasta que se reducen y ablandan un poco, entonces añadimos el tomate picado y el azúcar, que disminuye la acidez del tomate, y seguimos sofriendo hasta que se reduce completamente y queda todo como una masa casi fluida.
        Ahora es el momento para añadir el agua, caliente si se quiere, para adelantar. Y se lleva a ebullición. Cuando se alcanza, continuamos con la cocción a fuego lento.




        Mientras, en un mortero, machacamos un diente de ajo con sal gorda y media pastilla de concentrado de pollo o similar (de carne), lo desleímos en un poco de agua y lo mezclamos bien triturado con la sopa que está cociendo a fuego lento.
        También, mientras la sopa se hace al fuego, cortamos en rebanaditas el pan del día anterior (si es de buena calidad, de una panadería tradicional, no industrial, mejor), todo lo fino que podamos y lo colocamos en los platos antes de servir.

     
   Probamos la sopa para rectificar con la sal, y tras aproximadamente 15 minutos de cocción a fuego lento, apartamos y reservamos, lista para servir. Es importante no hacerlo con ella hirviendo porque se daña el pan y no queda agradable para comer.

VARIACIONES

El tomate la cebolla y el pimiento, cuando hay comensales a los que no les gusta encontrarse tropezones, una vez reducidos con el sofrito, podemos triturarlos con una batidora de vaso antes de juntarlos con el agua y quedaría como una sopa espesa o un puré líquido.

En otros lugares de Extremadura (como Olivenza) se añade orégano (una o dos ramitas) al acabar el sofrito y antes de añadir el agua. También se le añade pimentón para que dé un poco de color (y de sabor, claro).

Normalmente se puede acompañar con uvas, higos, patatas fritas, o con un huevo escalfado.


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