TRINCALLA
TRADICIÓN
La trincalla era hasta los años sesenta
o setenta del siglo pasado el desayuno de verano propio de los hombres del
campo. De verano, porque es en esta época del año cuando había tomates (excepto las variedades de cuelga que aguantaban varios meses); en la
actualidad los hay durante todo el año, gracias al desarrollo de los invernaderos
y al comercio global.
Se trata de un desayuno humilde, muy
sencillo, sano, ligero y refrescante. No es más que el famoso "pan
tumaca" catalán, sin tostar y "deconstruido" como lo llamaría el
más famoso de nuestros chefs.
INGREDIENTES
(y cantidades para 1 persona)
-
Pan
del día anterior (200gr o el equivalente a un bollo)
-
Medio
tomate grande (tipo corazón de buey o sangre de toro) o un tomate de pera.
-
Aceite
de oliva (al gusto)
-
Vinagre
(al gusto)
-
Sal
(al gusto)
MODO
DE ELABORACIÓN
En un cuenco se desmenuza un trozo de
pan con miga y corteza en trozos pequeños de aproximadamente 2 cms. Se mezcla
con un tomate maduro lavado y cortado en cuadritos (cubos, mejor dicho). Se
mezcla bien, moviendo el cuenco hasta que estén perfectamente mezclados. Y se
continúa moviendo mezclando con un chorro generoso de aceite de oliva virgen extra,
con un chorrito de vinagre y con sal. Y cuando esté todo embebido (sin
pasarnos) y mezclado, está listo para degustar.
VARIACIONES
Hemos encontrado (en la comarca de Tentudía por ejemplo) variedades para este plato que incluyen pimentón, ajo, pimiento, agua y mezclas mucho más "mojadas" que la de Villanueva, que incluso se bebían; realmente llegan a convertirse en algo parecido a un gazpacho sin majar.
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